PAPEL ANTINACIONAL DE LA OLIGARQUIA DE GUAYAQUIL

EL TRISTE PAPEL ANTIECUATORIANO DEL PATRICIADO OLIGARQUICO DE GUAYAQUIL EN LA HISTORIA

 

GUAYAQUIL SE OPUSO EN LA COLONIA A QUE SE ABRA UN CAMINO DE

QUITO A ESMERALDAS

 

En EL PODER POLÍTICO, Osvaldo Hurtado menciona (pg. 164) que: ”Los

guayaquileños…desde la Colonia se oponen a que se abra un camino

que una a Quito con Esmeraldas por temor a perder el control del comercio

exterior que en  su totalidad se realiza por el puerto de Guayaquil”.

 

COMERCIANTES DE GUAYAQUIL OPUESTOS A QUE SE ABRA UN CAMINO

HASTA SAN MATEO

Mi distinguido amigo, Don Pablo Palacio Palacios, hijo del escritor lojano

Pablo Palacio, ha tenido la bondad de enviarme vía internet, desde

Quito, datos contenidos en el libro de Marcel Pérez Estupiñán,  “Historia

General deEsmeraldas”, que confirman lo aseverado por Oswaldo Hurtado.

 

 MARCEL PÉREZ ESTUPIÑÁN: COMERCIANTES DE GUAYAQUIL, OPUESTOS

AL PUERTO DE ESMERALDAS

Veamos lo que está en el libro de Marcel Pérez:

(pag. 21):

” Desde que asumió la Presidencia de la Real Audiencia de Quito, Miguel de Ibarra

destinó sus esfuerzos a la búsqueda de una ruta segura hacia el mar y por ello

el 20 de Septiembre de 1606 fundó la Villa que llevaba su nombre (San Miguel de

Ibarra) y ordenó inspeccionar, con ayuda de los mercedarios, el paso de la

cordillera Occidental a la cuenca del Río Santiago, para la construcción de un

puerto en Ancón de Sardinas…Los sacerdotes lograron que los Cayapas acepten

las ideas colonizadoras, pero se encontraron con la resistencia de los

málabas, que solamente permitían la presencia de los misioneros. Cuando llegó

un grupo de soldados se fundó un pueblo de efímera duración: “San Ignacio de

Montesclaros, en la desembocadura del Río Santiago. Los málabas se rebelaron

y dieron muerte a todos los españoles. El padre Romero quedó gravemente

herido y a mediados de 1611 falleció”.

 

“Por esa misma época –prosigue su relato Marcel Pérez—el ambicioso

Gobernador de Otavalo Pablo Durango Delgadillo, con la finalidad de ampliar

su zona de influencia, trabajó con gran decisión la apertura de un camino y la

fundación de un pueblo en la Bahía de San Mateo, lo que fue prohibido por el

Príncipe de Esquilache, Virrey del Perú, quien se encontraba temeroso por las

continuas incursiones de los piratas ingleses en el Litoral. Esta situación fue

estimulada por los comerciantes de Guayaquil, los cuales veían con temor la

apertura de un puerto y de una vía permanente a la capital, pues conocían

que por la distancia a Panamá esta ruta sería la preferida por los quiteños…

La absurda y egoísta posición hizo fracasar las acciones emprendidas e incluso

la misión evangelizadora se suspendió; quedando la región abandonada a su

suerte”.

 

GUAYAQUILEÑOS OPUESTOS A LA CONSTRUCCION DEL CAMINO DE QUITO

A LA COSTA NORTE, IDEA DE PEDRO VICENTE MALDONADO

 

Pedro Vicente Maldonado tuvo inquietudes muy positivas. Fue un

pro-hombre de la época colonial. Gigantesca figura intelectual que logró ser

reconocido en Europa. El también tuvo el plan de abrir un camino de la sierra

hacia la costa. Y también tropezó con la cerrada oposición de los

comerciantes guayaquileños de la época. Este episodio lo narran varios

historiadores.

 

 Veamos el testimonio que da Marcel Pérez Estupiñan en su“Historia 

General de Esmeraldas”

 

“Pedro Vicente Maldonado …En España fue recibido con honores por el Consejo

Real de Indias y el propio Rey confirmó su nombramiento como

Gobernador de Esmeraldas, con el derecho de transmitir el cargo a sus

descendientes…Desde Londres despachó la maquinaria que necesitaba

para el aprovechamiento de los recursos forestales, y cuando se aprestaba a

regresar a la provincia, le sorprendió la muerte el 17 de Noviembre de 1748…

 

Tan pronto como se enteraron del deceso de Pedro Vicente Maldonado, sus

detractores, los mercaderes guayaquileños, se dedicaron a combatir su

obra con el pretexto de que el camino serviría para la introducción de

contrabando proveniente de China y otros lugares remotos.

 

Por la presión que ejercieron, en 1750 el Consejo real de Indias anuló

todas las resoluciones a su favor…Como compensación a los gastos realizados

por el insigne científico se concedió por 5 años, al marido de Juana, su única hija,

la administración del Corregimiento de Ibarra. Una vez más la ingratitud se hacía

presente en la vida de los hombres y de los pueblos…La maleza se encargó de

cerrar la ruta y Esmeraldas continuó en el abandono”.

 

 GONZALEZ SUAREZ CERTIFICA: COMERCIANTES GUAYAQUILEÑOS

SABOTEARON EL CAMINO DE QUITO A BAHIA.

 

En su HISTORIA DEL ECUADOR (tomo 53 de “Clásicos Ariel”, pag. 73, 74, 75)

Monseñor Federico González Suárez confirma estas versiones.

Cuenta que desde 1624 se trataba de construir un camino de Quito hacia

Bahía de Caráquez, “porque los comerciantes quiteños sufrían indecibles trabajos

en sus viajes a

Guayaquil”. Uno de los pioneros en estos esfuerzos fue el mercedario Fray Diego

Velasco, que encontró factible un camino de Quito a Bahía de Caráquez, “en la

cual había cómodo surgidero para las naves, facilitándose en consecuencia

el viaje a Panamá”. Un vecino de Quito actuó como empresario, Don Martín de

Fuica, que celebró un contrato con el Virrey del Perú. Pero a esta obra le

fue mal, comenzando por que el propio Fuica se ahogó en el río Daule. Pero don

José de Larrazabal, socio de Fiuca, continuó el trabajo, que se concluyó en

marzo de 1624. Esto ocurrió durante la presidencia de don Antonio de Morga. Todo

fue un éxito, y hasta 1629 las naves llegaban desde Panamá a la Bahía y asi se

empezó a comerciar los productos de Quito.

 

Dice Monseñor González Suárez: “La invasión de los piratas y las gestiones

apasionadas de los comerciantes de Guayaquil, a cuyos intereses era

perjudicial la existencia del nuevo camino, fueron parte, al fin, para que los

virreyes dieran órdenes sobre órdenes, mandando que el camino se abandonara,

y que el comercio se hiciera solamente por Guayaquil. Cálculos de

prudencia mal formados e intereses egoístas fueron, pues, la causa de que se

destruyeran los caminos abiertos desde Quito a la Bahía de Caráquez y de

Ibarra a Esmeraldas. Entre los graves defectos que el gobierno de la colonia

no sólo conservó sino que estimuló en América, merece enumerarse la rivalidad

de unas provincias con otras; una provincia siempre ha menester de otra,

y ningún pueblo se basta a si mismo; por esto, yerra miserablemente el que

intenta buscar su prosperidad con el atraso de los demás”.

 

Como se ve, son varios distinguidos autores los que coinciden en señalar este

fenómeno. El hecho ha permanecido medio oculto en la historia. Es uno

de esos “secretos históricos” que es bueno develar. Los datos han estado siempre

en esos libros.

 

PEREZ PIMENTEL TAMBIEN TESTIMONIA: GUAYAQUILEÑOS OPUESTOS A

QUE SE CONSTRUYA EL PUERTO DE ESMERALDAS. 

 

A la oligarquía de Guayaquil le interesaba su capital y su ganancia económica

y no el progreso nacional. No tenían visión de país y solo les interesaba su negocio.

 

Pero hay más todavía. Revisando el último tomo del DICCIONARIO BIOGRAFICO DE

PEREZ PIMENTEL, encuentramos que ahí aparece la biografía del dirigente

político esmeraldeño Jorge Chiriboga Guerrero. 

 

Dice que para 1958, el bloque de diputados esmeraldeños (Julio Estupiñán

Tello, Milton Jijón, Jorge Chiriboga y Julio Plaza Ledesma) exigieron al gobierno

nacional la firma del

decreto para la creación del Puerto de Esmeraldas, pero no tuvieron éxito.

 

Luego, para 1960, “la alianza anticonservadora ganó ampliamente y con el padre

Prías se convocó a una Asamblea, la mayor que se ha realizado en Esmeraldas,

a fin de presionar al Presidente Velasco Ibarra para que dicte el decreto de

creación del Puerto de Esmeraldas, pues este se negaba a hacerlo

obedeciendo a egoísmos absurdos de la oligarquía de Guayaquil, que

creía que Esmeraldas representaba un peligro para sus intereses, lo cual es

verdad, pero si se analiza que el costo del transporte terrestre también incide

en los precios, debieron los guayaquileños pensar que la producción de banano

de las zonas de Quevedo y Santo Domingo debe salir por Esmeraldas,

mientras la restante por Guayaquil y Puerto Bolívar”.

 

Más adelante, Marcel Pérez Estupiñán da a conocer otro fenómeno

realmente  interesante.

 

El escritor Rodolfo Bueno Ortiz  manifiesta lo siguiente en relación con la

“guerra de los cuatro días” que depuso al presidente electo de la Repùblica

Neftalì Bonifaz Ascàsubi:

 

“de acuerdo a lo que escuché, don Neptalí, cuando
era niño viajo a Europa con el pasaporte familiar dado por el Perú, porque su
padre era peruano. Ya de mayor fue electo presidente de Ecuador y quiso

construir en Esmeraldas el puerto para la serranía norte de Ecuador, o sea,

Imbabura, Carchi, Pichincha, etc.
Los oligarcas de Guayaquil se opusieron a este proyecto y lo amenazaron.
Hubo una reunión en la casa de don Neptalí, que se encuentra frente a la UCE, y

él les dijo que construiría la vía del sabio Maldonado pésele a quien le pese.

Se fueron los oligarcas y amanazaron con destituirlo en el Congreso.

Así pasó. Quito no estuvo de acuerdo y comenzó la guerra de los Cuatro Días.

Eso es lo que me contó don Emilio Bonifaz, de don Neptalí". 

 

 

UN CASO FLAGRANTE DE “COLONIALISMO INTERNO”

(André Gunder Frank)

 

Cuenta que  hacia el año 1905, el Gobernador de Esmeraldas, Leonidas Mario

Drouet (hijo de Pedro Cornelio Drouet) denunció al Ministro de Gobierno de ese

entonces que:“El 40% de los impuestos pagados sobre las importaciones se

destinaban para la construcción del ferrocarril del sur, $0,21 por cada

100 kilos movilizados por el Puerto de Esmeraldas y el VargasTorres (limones)

para el ferrocarril Ambato-Curaray---

el 4%  del total de las recaudaciones en beneficio de la aduana de Guayaquil,

el 6% para el muelle de Guayaquil,

el 2% para la canalización de Guayaquil,

el 3% para la estación sanitaria de Guayaquil.

Después de tantos descuentos, solo quedaba medio centavo a favor del

Municipio de Esmeraldas por cada 100 kilos importados”.

 

 A este tipo de fenómeno es a lo que el sociólogo André Gunder Frank, calificó en

su libro, que fue muy leído en los años 60, “Capitalismo y subdesarrollo en

América Latina” de “colonialismo interno”.

 

Cabría preguntar si el monopolio nacional de las loterías de la Junta de

Beneficencia de Guayaquil, que se venden en todo el Ecuador, no es otro

caso de colonialismo interno. Es prohibido que exista otra lotería en todo el país.

Gracias a eso se atiende en los hospitales de la Junta en Guayaquil. Y luego los

oligarcas locales se jactan de “lo nobles y generosos que son, atienden hasta

a gente que no es de Guayaquil”.