LA SUBLEVACION DE 1871 LIDERADA POR DAQUILEMA.

Sublevación indígena liderada por Daquilema

 

Una de la más fuerte sublevaciones e insurrecciones de las masas indígenas sucedió en diciembre de 1871, en la segunda presidencia de García Moreno, en la Provincia de Chimborazo. Dos fueron los motivos que provocaron la protesta indígena, por un lado la elevación del cobro de los diezmos y, por otro lado, el establecimiento de una ley que obligaba a los indígenas a trabajar dos días de la semana, sin salario, en la apertura de caminos.

Era la tarde del 18 de diciembre de 1871, cuando se inició la sublevación, liderada por Fernando Daquilema, quien se proclamó Rey de Cacha (población cercana a Riobamba) e hizo un llamamiento a todos los indígenas para desconozcan al gobierno tiránico y prepotente de García Moreno y se procuren un gobierno manejado por ellos mismos.

El gobierno y los explotadores terratenientes se asustaron y proclamaron el “estado de sitio” en toda la provincia de Chimborazo para poder debelar el vigoroso movimiento. Al día siguiente, los indígenas de Cacha y Yaruquíes, que reconocían a Daquilema como el nuevo soberano, atacaron esta segunda población y ejecutaron a los funcionarios. Un destacamento militar trasladado desde Riobamba, obligó a los indígenas a retirarse hacia Cacha, para reorganizar sus fuerzas.

Al clamor de las bocinas, miles de indígenas se fueron congregando para la realización de nuevos combates. Las poblaciones de Yaruquíes, Sicalpa y Cajabamba fueron tomadas por el ejército rebelde. En estos combates se destacaron los siguientes líderes indígenas: Fernando Daquilema, Manuela León, Pacífico Daquilema, Bruno Valdez, Nicolás Aguagallo, Miguel Pilamunga, José Morocho, Lucas Pendi, Juan Maji, Baua y Antonio Guacho.

Luego de la batalla de Cajabamba, donde murieron muchos indígenas, Daquilema se propuso la toma de Punín, en donde destacaron Manuel León y Pacífico Daquilema, quienes se constituyeron en los comandantes de esta acción, un 21 de diciembre de 1871.

Desde Ambato y Riobamba avanzaron fuertes contingentes de tropas gubernamentales para someter a los insurrectos. Durante varios días se libraron combates, los encuentros fueron sangrientos, hasta que el 26 de diciembre, la mayor parte de las fuerzas indígenas fueron dispersadas. En el curso de esta rebelión, García Moreno emitió los más duros calificativos en contra de los indígenas, a quienes consideraba: “salvajes, apartados de la naturaleza humana”. El gobierno de García Moreno para aislar a Daquilema ofreció el indulto a los principales dirigentes. Algunos se entregaron y otros fueron capturados, casi ninguno se salvó de la muerte.

En enero de 1872 fue capturado Daquilema. A partir de su captura se iniciaron los juicios sumarios y las ejecuciones de los líderes de la más grande insurrección indígena de la época republicana. El juicio al rey de Cacha, se inició recién en marzo y su ejecución se realizó el 6 de abril de 1872. La sentencia vil y cínica, dice: “Por el voto unánime del Consejo, de conformidad con lo dispuesto en el artículo diez y nueve, título único, tratado octavo del Código Militar, se le impone la pena de muerte”. El Ministro de Guerra deja expresa constancia: en estos términos: “Habiendo examinado detenidamente Su Excelencia el Presidente de la República, me ha ordenado devolverla a usted para que se cumpla en todas sus partes”.

Siguiendo el ejemplo de los indígenas de Chimborazo, en los primeros meses del año de 1872, hubo levantamientos en Cañar y Azuay contra las disposiciones gubernamentales de obligar a trabajar gratis en las obras públicas. García Moreno, ante la proliferación de sublevaciones ordenó que se tire a matar contra todo “subversivo”.

En el mismo año, en Imbabura se sublevan los indígenas contra las disposiciones educativas del gobierno, pues García Moreno consideraba que mediante la imposición de la educación religiosa podría “civilizar” a los indígenas y convencerlos de que colaboren en sus obras.

En su informe al Congreso de 1873, el déspota, con su violencia característica aprueba los hechos, llamando a los insurrectos como “malhechores y delincuentes”.

(Historia de las Luchas Populares Fascículo Nº 2)

(Las luchas indígenas en el Ecuador de Oswaldo Albornoz)

Tomado de En Marcha.