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Marzo de 1845: el pueblo en armas
El fuego revolucionario tomó proporciones y se trabó una lucha encarnizada entre los marcistas y los partidarios del gobierno; lucha que duró cerca de una hora y concluyó con la más completa victoria de los insurrectos marcistas.
La denominada revolución marcista se desarrolló entre el 6 de marzo y 17 de junio de 1845, enfrentó a las fuerzas rebeldes con las fuerzas del presidente Juan José Flores; fue el primer movimiento armado en el país desde su constitución en 1830 como república. Se inició en Guayaquil y finalizó en la hacienda La Virginia, cerca de Babahoyo.
“El 6 de marzo se caracteriza por la presencia del pueblo…; ello dio carácter al movimiento, de suerte que el nuevo gobierno tuvo el respaldo de su poderosa e invalorable fuerza interna”
Ante los atropellos y abusos que se cometían en el gobierno, reaccionó el pueblo guayaquileño. La indignación empezó a crecer con la "Carta de la Esclavitud" de 1843 con la cual el presidente tendría facultades dictatoriales y la posibilidad de seguir en el poder de manera indefinida. La crisis económica de ese entonces fue otro detonante para que más adeptos se unieran a la causa popular por el derrocamiento de Flores. La gota que derramó el vaso fue el cobro de un impuesto de 3 pesos y medio a todo varón comprendido entre los 22 y 55 años de edad.
Al amanecer del 6 de marzo, el teniente coronel Fernando Ayarza y el general Antonio Elizalde se dirigieron al cuartel de artillería con la intención de tomarlo, estaban acompañados por otros militares y varios civiles partidarios del derrocamiento del floreanismo. Dejando apostados a sus compañeros en un solar vecino, entró al cuartel de artillería, se apoderó de la guardia, arrestó al comandante Barceló que le había reemplazado, se puso a la cabeza de la tropa e hizo entrar a los demás conjurados. Enseguida se llamó a otros comprometidos, se puso en libertad y armó a los presos de la cárcel que estaba contigua.
La bulla atrajo a muchos jóvenes y gente del pueblo, quienes, conociendo de lo que se trataba, fueron a pedir las armas para unirse a la causa. En breve, el fuego revolucionario tomó proporciones y se trabó una lucha encarnizada entre los marcistas y los partidarios del gobierno; lucha que duró cerca de una hora y concluyó con la más completa victoria de los insurrectos marcistas.
("Bosquejo Histórico de la República del Ecuador" de Aguirre Abad)
(El Centauro de Ébano, de P. y A. Costales.- Otamendi)
Tomado de En Marcha.